24/8/09

Pasa y pisa

UNO SUELE TENER PENSADAS respuestas para cuando le pregunten algo que considere importante. Para mí, una de esas preguntas es "¿por qué escribes?". Después de la sonrisa nerviosa de rigor (que no deseo perder jamás, viva todo aquello que nos pone nerviosos y provoca que, aunque sea por un momento, temamos perder los papeles), rebusco entre mis respuestas desobedientes para decir, sólo y tanto: "Porque lo necesito, y porque cuando escribo sé que todo puede pararse: el hambre, el frío, el sueño, la angustia, mi tiempo".


Todo aquello primario que a menudo es más fuerte que nosotros me da un respiro que yo lleno de palabras. Palabras mías que dejan de serlo muy pronto, algo que no me importa: las palabras son de aquellos que tengan algo que decir y que les importe un pepino la cara que ponga el que tenga el oído más cerca.

Desde niña, tengo palabras deseosas de ser escritas. Por eso también escribo. Guardo un puñado de ellas en cada cosa que veo, espero, busco; en cada cosa que me hipnotiza, me obsesiona, me quita el sueño. O me hace soñar. A menudo tienen tanta prisa como todo lo que pasa y pisa mi mirada. Incansable, mi mirada.

Y no escribo para gustarte a ti, aunque brindaré si sé que hablé como tú. Escribo para contar la vida como mis letras la ven. No espero aprobación, ningún golpecito o porrazo en la espalda. Sólo me sirve seguir avanzando, y seguir sintiendo lo mismo cada vez que me pongo a escribir y me pierdo entre mis letras. Para pararme de vez en cuando, agradecida, cuando alguna voz valiente me diga que ese camino mío está un poco torcido, y que haga el favor de revisar el mapa.

Porque la prisa nos hace más torpes y al final nos hace más lentos. Y yo, que quiero correr porque me puede lo que me hace sentir, valoro como un tesoro que una voz amable o insolente me agarre de las manos y me diga que siga, que siga, que siga. No podría ser de otra manera, querido amigo. Espero cruzarme contigo en alguno de esos caminos llenos de olas... que habrá que romper.


Para Mario, para Jordi, por valientes
Girona, 26 de octubre de 2008

5 comentarios:

  1. lamalarico25/8/09 00:51

    Preciós, absolutament preciós!

    ResponderEliminar
  2. Eva, son las tres y media de la mañana... llevo sin leer más de cinco horas... ¿Lo estaré consiguiendo?. Pero he vuelto a peregrinar por tus relatos. Busco una respuesta. Hay algo diferente en lo que he leído... Mañana, te cuento. Hoy, te doy las gracias por, bueno, ya sabes por qué... Me voy, a soñar que leo, o que escribo. O las dos cosas. Feliz madrugada.

    ResponderEliminar
  3. Antes de irme a dormir, he vuelto a leerte. Son más de treinta y siete segundos. Ahora me apetece más cerveza que café. Creo. Este relato sabe mejor. Me habla de ti. De ti, de ti.
    No sé, difícil que me entiendas. Necesito seguir compartiendo y departiendo. Claro. Y creo que creo en lo que escribes... Aunque siempre ha sido así. En fin, es muy tarde. Mañana, más. Y sí, ese blog... lo sé, lo sé.

    ResponderEliminar
  4. Me anoto lo de seguir "compartiendo y departiendo"... ¡porque yo también quiero seguir aprendiendo! Un abrazo, jefe.

    ResponderEliminar
  5. Qué arte que tienes!!!
    Sigue así...

    ResponderEliminar