
LA PRIMAVERA LLEGÓ REVOLTOSA, como un bebito que está aprendiendo a hablar y no calla ni debajo del agua. Ni falta que le hace, que siga echándole cara a la niebla y sacando sonrisas hasta de debajo de las piedras, donde además de los bichos que no ganan para zapatos también hay caracolas pequeñas y grandes pero sin dientes que puedes guardar, en un tarro y olvidarlas, o en un bolsillo y llevarlas contigo; o meterte en la boca y escupirlas bien lejos a la que te canses. O mirarlas.
Con ganas de cachondeo, con líos de faldas locas y también de cremalleras más o menos fáciles. Con per-so-nas que buscan lo mismo pero que no tienen ni sonidos ni silencios suficientes como para entenderse. Con besos robados, con besos borrosos, con besos no dados o muy bien dados, muchos besos.
Con historias increíbles que definen palabras mayores, envidia cochina de poetas de rostros pálidos con y sin plumas, que acaban siendo transparentes porque a mí de qué me sirve que me recuerden que existen si no puedo vivirlo para contarlo luego.
Con una llamada que tiene que venir de lejos aunque sonará muy cerca y que persigue a los valientes que más quiero. Una llamada que llega desde hace tiempo, que ya nos puso a prueba y que mandamos a la mierda, una llamada que llega y nos joderá la vida porque no tiene razón aunque nos haga más fuertes y con más genio.
Con una invitación a saltar al vacío y con la sonrisa puesta de los que se atreven por una vez a no pensárselo dos veces, porque basta ya de clavarse espinitas amontonando días que no sólo nos encogen la ropa, no vinimos aquí para eso.
Con lenguas descaradas todavía que dicen lo que quieren menos a quien no quiere escucharles, que una cosa es que no tengamos prisa y otra bien distinta que estemos dispuestos a perder el tiempo. Una amiga mía ya no oculta que quiere tener un hijo pronto y un escritor con sombrero ha confesado en público que está a punto de dejar de escribir y se va a dedicar a hacer sombreros para tapar calvas o agujeros. Mis padres hablan abiertamente de sexo conmigo y yo ya no me ruborizo, sino que opino. Por cierto, de mayor quiero ser Tina Turner. El otro día les cuento que dejo el trabajo, que no entiendo a los tíos que últimamente conozco y que la mayoría acaba pareciéndose a simples copias de algo que ya he visto, y que no sé qué relato escribir porque los caminos que veo no me llevan a nada que quiera, y me dicen: “Quedará alguno bueno”. Ahí queda eso.
‘Perdidos’ no sólo es una serie sino que es el nombre de una generación de cangrejos que sudan mucho y tú me preguntas, en vez de ¿desde cuándo los cangrejos sudan?, que dónde está la suerte y que si yo ya la tengo. Y yo te digo que sí, que sí, que tengo ganas, que tengo gente, que tengo sueños, que tengo hambre, y que no, no tengo frío. Y tú me sonríes porque en realidad eres igual que yo y yo a menudo me parezco a un bebito que está aprendiendo a hablar. Y tú te vienes conmigo a donde haga falta, y si hace falta… ni nos movemos.
Girona, 21 de abril de 2010
pues yo me he perdido en tu texto, Eva, y me ha encantado... ;)
ResponderEliminarMe ha gustado, es ágil y tiene su miga. Sabe especial... Un abrazo
ResponderEliminarQuee bueenoo!!!!! :D
ResponderEliminarA que no sabías que los cangrejos moros son los que más sudan? :-) Esta vez te has salido Eva.
ResponderEliminarÓscar
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
EVITALIOS
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CHOCOLATE, EL NAZARENO- LOVE STORY,- Y- CABALLO, .
José
ramón...