
ODIO EL FRÍO. El frío sirve para huir de él. Para acurrucarse en casa bajo el edredón, como un bebé que sólo quiere dormir hasta que le despierte el hambre. O para jugar durante horas, con la luz apagada, y acabar encontrando la mejor almohada. Para tomar café en buena compañía, sin azúcar, pero con un sobrecito risas morenas. Para que dragones de pacotilla hagan carreras a ver quién llega antes al final de la calle.
(Fragmento monólogo Sara, De vuelta)
No hay comentarios:
Publicar un comentario