
A menudo, un solo gesto es suficiente, un solo gesto es un beso tardísimo y más parecido a un bocado. Un paseo nervioso y rápido hasta tu cama, y un diálogo o un grito o una búsqueda entre dos cuerpos. Algo que mañana será para ti el tema del día, con todos sus rodeos mentales que acabarán provocándote mareos.
Acaso está buscando una ilusión en un chupito negro, con la angustiosa sensación de que va tarde. Me ha parecido que ella se agarra a eso. Quizás, porque después de tantos meses sin salir, ya no se acordaba de que a esas alturas borrosas todo es más fácil de decir y de hacer. Y de negar. Lo que al día siguiente sólo permanecerá en su memoria. No debieras agarrarte a la primera o la última rama, pienso. Aunque, desde la distancia, no muevo un dedo.
“No” no tiene nada que ver contigo. Ni tampoco que el que ahora busca tu cuello con ansia mañana no se acuerde de tu cara. Si aceptas jugar, es posible perder. Y es fácil perder cuando pocos (tampoco tú) se atreven a jugar limpio. ¿Los manojos de razones? Se venden por pocos euros. Ella no soy yo pero, para qué voy a engañarme, por ella recuerdo. De lejos, pequeñito e indoloro hoy, aunque pegado a la nevera.
Y tú, que valiente has apostado alto, sin embargo y sin remedio, no dejarás de sonreír con un recién estrenado lamparón de color negro. Desaparecerá, pienso, si lo dejas en remojo un tiempo. Aunque, desde la distancia, no muevo un dedo.
Girona, 12 de abril de 2008
Durillo pero real. Eps! pero la ilusión no hay que perderla nunca, aunque a veces hay que poner el freno.
ResponderEliminarCuando se juega hay que tener bien agarraditas las fichas y tirar bien el dado ;)